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 25 de julio de 2020

La cruz y la resurrección: Un mensaje para todo el año | Reflexionando y Actuando en Comunión

[Reflexionando y Actuando en Comunión es parte de una iniciativa de publicaciones con el propósito de bendecir a la iglesia cristiana. Esto mediante recursos escritos que promuevan la reflexión y práctica cristiana en diferentes aspectos de la vida personal, comunitaria y social.]

Por Wency L. Bonilla Díaz


Ya han pasado varios meses de haberse finalizado la llamada Semana Santa o la también llamada Semana Mayor. Ciertamente estos días son de los más emblemáticos en casi todos los sectores del cristianismo, incluso todavía en nuestra época es notable en algunas sociedades de Occidente. A mi entender, no es para menos por lo que ella significa. 


Agradezco a Dios por aquellos hermanos que siglos atrás, en sabiduría, separaron unas fechas para observar eventos principales de la fe cristiana. Creo que estas prácticas pueden ser muy útiles y poderosas.  Pensemos en esto: la iglesia universal, no sólo en todo el mundo, sino en todos sus siglos de historia, se une por  "una sola fe". 

Estos son días en que solemos ser muy cristocéntricos. Ahora, ¿qué hacemos con las enseñanzas de esa semana en el resto del año? ¿En qué está nuestra confianza para llegar a Dios y para que él llegue a mí en el día a día? Como iglesia, ¿cuál es el tema central de nuestras alabanzas, servicios y predicaciones? ¿Qué me motiva a participar en mi comunidad de fe? Lamentablemente en ocasiones tendemos a centrarnos en muchas cosas, incluso espirituales, pero pasamos por alto los eventos trascendentales de la Semana Santa. Eso pudiera limitar nuestro conocimiento de Dios y nuestra experiencia en la vida cristiana. 

Un mensaje para todos en todas las semanas

La vida del creyente debe estar basada en los eventos de esa Semana Santa. No importa la posición o los cargos que tengamos, el tiempo perseverando, la madurez alcanzada, los conocimientos recibidos o la lealtad que durante el tiempo hemos mostrado a la fe cristiana. Todos necesitamos de Jesucristo. 

La crucifixión de Cristo y su resurrección son vital para que podamos vivir verdaderamente y de forma plena (sin pasar por alto su vida y entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, que por limitación de espacio no se abordará aquí). Ese es el mensaje mayor, que reitero, es importante no sólo para aquél que es nuevo creyente o quien aún no es cristiano, sino que todos y cada uno de los cristianos seguimos necesitando. Lo que pasó en aquellos días, perdura por semanas, meses, años y siglos hasta la eternidad. 

Gracias a la crucifixión de Jesús, el Rey prometido e Hijo de Dios, nosotros hemos sido y somos perdonados por Dios para siempre [1] al quitar los pecados de los que creen en Cristo, es decir de su pueblo [2]. Somos declarados justos ante Dios [3] y liberados de su justa y santa ira a causa de nuestros pecados [4]. Somos reconciliados con Él [5] y librados del poder del mal que opera en el mundo [6]. Por su muerte, nosotros morimos al pecado para que ya no nos domine y tengamos una nueva vida en el presente [7]. Por su padecimiento somos llevados a Dios [8], somos acercados y hechos partes del pueblo y la familia del pacto [9]. Él en la cruz venció y triunfó sobre todo tipo de mal que se opone al reino de Dios [10]. Tal vez por eso, por la gran importancia que tiene, Pablo decía que había sido enviado a predicar el evangelio; el "mensaje de la cruz" [11]. Éste también es el mensaje de la resurrección.

Lo que pasó en aquellos días, perdura por semanas, meses, años y siglos hasta la eternidad.”

La importancia del evangelio, no se limita al mensaje del viernes; en la fe cristiana la resurrección del domingo es igualmente importante. El mismo apóstol Pablo, en su explicación de las buenas noticias nos dice que si Jesús no hubiese resucitado vana sería nuestra fe [12]. La resurrección tiene implicaciones presentes y futuras para el cristiano. Ese evento es la confirmación de que Jesús es el Rey y Soberano sobre todo el mundo, y especialmente sobre su pueblo, la iglesia [13].  Por ella podemos vivir en esperanza aún en un mundo que en ocasiones pareciera no tener motivos para ello [14]. La resurrección de Jesús sella nuestra justicia ante Dios [15]; se vuelve nuestra resurrección [16], ya que hace posible que tengamos una nueva vida para Dios [17] y, en cierto modo, ya nos hace parte de la nueva creación [18]. Ella garantiza nuestro futuro, porque de la misma manera que él resucitó, nosotros también seremos resucitados y transformados para estar con el Señor y su pueblo para siempre en la creación restaurada [19]. Cada domingo la iglesia recuerda y celebra la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte; esa también es nuestra victoria [20]. 

Estas realidades tiene implicaciones prácticas para nuestra vida. Pienso en dos ejemplos de muchos que se podrían hablar: la oración y el sufrimiento. Respecto a la primera, no hay forma de que nuestras oraciones sean recibidas o aceptadas por Dios, si no fuera por Cristo y lo que él hizo. Ninguno tiene acceso al Padre, sino es por Él [21], quien con su sangre hizo un nuevo camino a la presencia de Dios [22]. Esto, de forma general, es fundamental para que nuestra oración sea efectiva. Por otro lado, aún en medio del sufrimiento podemos tener esperanza que Jesús experimentó nuestro dolor y angustias y por eso puede socorrernos [23]. Su resurrección garantiza que seremos plenamente consolados y que todo será restaurado [24].

La vida cristiana es una vida cristocéntrica y cristoforme.”

Reflexiones finales

Personalmente, creo que tengo mucho por recorrer en esta carrera. Te invito a que juntos reflexionemos acerca del significado de la cruz y la tumba vacía. Que Dios nos ayude a tener a Cristo como el centro de nuestra vida personal y colectiva, como iglesia. Que tomemos y meditemos en pasajes como los antes mencionados y sigamos perseverando en una vida que, durante el año, esté basada y guiada por los acontecimientos de esa Semana Santa que tanto celebramos. Atesorar esto en nuestros corazones será un paso importante para ser transformados y vivir para Dios de una manera concreta en nuestro diario vivir [25]. No limitemos la centralidad en la persona y obra de Jesús solamente a un periodo del año; permitamos que esto sature nuestra adoración, sermones, oraciones y nos impulse a vivir en servicio a otros en y fuera de la iglesia. La vida cristiana es una vida cristocéntrica y cristoforme. Reflexionemos, ¿cómo el mensaje de la semana santa puede cambiar nuestro diario vivir y lo que hacemos como iglesia?  

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Wency (BA Trabajo Social) es parte del equipo de plantación de la Iglesia Comunión, en Caguas PR. Trabaja como parte de la facultad de un programa académico del sector de salud. Amante de temas relacionados a la teología, sociedad y cultura. Reciden en área este junto a su esposa Nilmary López.

Referencias bíblicas:

[1] Col. 1.14, 2.13-14

[2] Heb. 9.26,28; Ef. 5.25-26

[3] Rom. 3.24-25; 5.9; cp. 2 Cor. 5.21

[4] Rom. 5.9

[5] Rom. 5.10

[6] Gal. 1.4

[7] Rom. 6.4,6

[8] 1 Ped. 3.18

[9] Efe. 2.12-19; cp. 1 Ped. 2.10

[10] Col. 2.15

[11] 1 Cor. 1.17-18; cp. Gal. 6.14

[12] 1 Cor. 15.4

[13] Rom. 1.4; 14.9

[14] 1 Ped. 1.3,21

[15] Rom 4.25

[16] Efe. 2.6

[17] Rom. 6.5-14

[18] cp. 2 Cor. 5.17

[19] 1 Cor. 15.22-51-52-54; 1 Tes. 4.17

[20] 1 Cor. 15.57

[21] cp. Juan 14.6

[22] Heb. 9.12

[23] Heb. 4.15

[24] Apoc. 21.4; cp. 2 Tes. 2.16; 2 Cor. 4.17

[25] cp. 1 Jn 4.9; 2 Cor 5.15